Todos asociamos la burocracia con largas filas, trámites interminables y expedientes que pasan de escritorio en escritorio antes de resolverse. Para muchos ciudadanos, tratar con una institución pública es invertir horas de espera y mucha, mucha paciencia.
Esta percepción, que durante décadas nos pareció que nunca cambiaría, está comenzando a hacerlo debido a la inteligencia artificial (IA), la cual, según algunos hechos, puede convertir gobiernos lentos en administraciones más ágiles, transparentes y cercanas a la ciudadanía.
Un antes y un después en la experiencia ciudadana
Hace apenas unos años, realizar un trámite sencillo, como renovar una licencia o solicitar un certificado, podía tomar varias idas y venidas. Actualmente, en algunos países, esos procesos pueden quedar en minutos mediante chatbots que responden dudas al instante o sistemas que verifican documentos de forma automática.
En Estonia, país considerado pionero en gobierno digital, los ciudadanos pueden realizar casi cualquier trámite en línea y, en algunos casos, hasta resolver disputas menores con la ayuda de un sistema de IA que da resoluciones legales.
La IA como motor de eficiencia en la gestión pública
La IA no sólo es un arma contra la burocracia, en realidad, tiene un potencial enorme para transformar la toma de decisiones en el sector público:
Uno de los grandes retos de cualquier gobierno es detectar a tiempo qué comunidades están en mayor riesgo de vulnerabilidad: pobreza extrema, inseguridad alimentaria o falta de acceso a servicios básicos. Eso antes dependía de censos, encuestas periódicas o registros administrativos que tardaban en actualizarse.
El caso de Chile
En los últimos años, Chile ha comenzado a aplicar inteligencia artificial y modelos predictivos para anticipar estas situaciones. ¿Cómo?
Gracias a estas herramientas, las instituciones pueden:
Un caso citado en medios especializados es el del Ministerio de Desarrollo Social y Familia de Chile, el cual, con apoyo de universidades y centros de investigación, ha impulsado proyectos de analítica avanzada para mejorar la focalización de transferencias y beneficios. E.
Japón es uno de los países más expuestos a desastres naturales como terremotos, tsunamis y tifones. Para enfrentar este reto, ha apostado por la incorporación de inteligencia artificial en sus sistemas de prevención y respuesta para anticiparse a los eventos y reducir al mínimo los daños.
En los últimos años, organismos como la Japan Meteorological Agency han desarrollado plataformas basadas en IA que procesan millones de datos en tiempo real. ¿Cómo?
Gracias a estas herramientas, las autoridades pueden:
Un caso reconocido es el del sistema Earthquake Early Warning, que utiliza IA para calcular la intensidad de un sismo segundos después de detectado, enviando alertas inmediatas a millones de personas. Asimismo, empresas tecnológicas como Fujitsu han desarrollado modelos que combinan imágenes satelitales y datos históricos para anticipar deslizamientos de tierra y el impacto de tifones.
La pandemia de COVID-19 puso a prueba la capacidad de los sistemas de salud en todo el mundo. En este escenario, la inteligencia artificial se convirtió en un recurso clave para apoyar la toma de decisiones y evitar el colapso hospitalario. ¿Cómo?
Gracias a los modelos generados, las autoridades lograron:
Un caso destacado fue el de España, donde modelos de IA ayudaron a predecir el número de pacientes críticos y ajustar la disponibilidad de respiradores en distintas regiones. De manera similar, en Estados Unidos, varias universidades colaboraron con autoridades locales para desarrollar tableros de predicción que orientaban el traslado de recursos médicos.
De esta manera, la IA ayudó a pasar de una gestión reactiva a una gestión preventiva, en la que los gobiernos se adelantaban a los picos de demanda. Esta experiencia dejó una gran lección: el aprovechamiento inteligente de recursos de salud salva vidas en situaciones de crisis y además puede convertirse en un modelo permanente para mejorar los sistemas sanitarios.
Nuevas formas de participación ciudadana
Por último, es necesario subrayar que la buena gobernanza también conlleva eficiencia administrativa y cercanía con la ciudadanía. La IA está abriendo caminos para mejorar ese vínculo:
Retos y dilemas éticos
No obstante, incorporar IA en la gestión pública también plantea desafíos serios:
Para superar estos retos hay que combinar la innovación con principios éticos, marcos legales robustos y una cultura institucional de rendición de cuentas.
La burocracia, con su carga de trámites y lentitud, ya no tiene que ser el rostro inevitable de la gestión pública. La inteligencia artificial ofrece la oportunidad de reinventar la relación entre ciudadanos y gobierno. Un ejemplo muy claro aquí en México es el trámite de la cédula profesional, el cual hoy en día es totalmente electrónico. Basta con subir los documentos solicitados y hacer el pago para tenerla en cuestión de minutos. Muchos recién egresados y titulados lo agradecen. Tú, ¿has salido beneficiado de esta relación?
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