Si alguna vez te has reído con una reseña que destroza con ironía una película famosa, en realidad estabas participando en algo mucho más profundo que un chiste. El humor, lejos de ser un simple escape, tiene un valor crítico que la filosofía, la sociología y la antropología han estudiado durante décadas.
Hoy en día, los podcasts y creadores de contenido que comentan películas con humor, como el caso de Ficcionando, que ahora colabora con IEXE Universidad, retoman una tradición que han estudiado desde Henri Bergson hasta Umberto Eco. Y lo hacen para demostrar que reírse del cine también es una forma de comprenderlo.
El cine es una de las expresiones culturales más influyentes de los últimos cien años. Nos emociona, nos hace llorar, nos inspira… y también nos da material para bromear. ¿Quién no ha visto un meme sobre Titanic, una parodia de Star Wars o un análisis cómico de los agujeros de guion en Jurassic Park? Estas expresiones humorísticas nos sacan una carcajada, pero también nos ayudan a pensar en cómo funcionan las películas, qué valores transmiten y cómo dialogan con nuestra cultura.
Henri Bergson, en su obra La risa (1900), sostiene que la comedia surge cuando lo humano se vuelve rígido, mecánico o predecible; y su signo visible es la risa, que funciona como un correctivo social: nos advierte de lo que no encaja.
En el cine, esto se ve claramente cuando los críticos humorísticos se burlan de clichés narrativos. Como cuando John Wick rueda por una escalera durante dos minutos. Si nos reímos de eso, hacemos visible la incoherencia de una narrativa que pretende ser dramática. En otras palabras: la risa nos devuelve el control frente a la exageración.
El teórico ruso Mijaíl Bajtín habló del “espíritu carnavalesco”: un espacio donde las jerarquías se rompen y lo solemne se transforma en parodia. Los podcasts como Ficcionando son herederos directos de esta lógica carnavalesca. Toman lo sagrado del cine —por ejemplo esas películas que parecen intocables— y las bajan al terreno del humor, donde todo puede ser cuestionado. Cuando alguien imita a Pedro Infante gritando “!Torito!” no sólo genera risa: le quita solemnidad a un ícono cultural y se democratiza el análisis.
El filósofo británico Simon Critchley, en On Humour (2002), explica que la risa surge del desajuste entre lo que esperamos y lo que recibimos. Ese desajuste abre un espacio crítico: nos obliga a pensar. Por ejemplo: cuando Deadpool rompe la cuarta pared y se burla de su propia película, nos reímos, pero también pensamos en lo absurdo de las convenciones del cine de superhéroes. De la misma manera, un análisis humorístico de películas genera una doble experiencia: disfrute y reflexión.
La antropóloga Mary Douglas, en su ensayo Jokes (1968), señala que los chistes revelan tensiones culturales. La risa es la vía para mostrar lo que no encaja en una sociedad. En el caso del cine, cuando los creadores de contenido se ríen de personajes estereotipados: la “rubia tonta”, el villano ruso de caricatura, el héroe salvador blanco heteropatriarcal, están desenmascarando un cliché narrativo y una tensión cultural. El humor aquí funciona como espejo: nos enseña qué valores seguimos repitiendo y qué necesitamos cuestionar.
Por su parte, la crítica cultural Linda Hutcheon, en A Theory of Parody (1985), sostiene que la parodia no es solo imitación cómica, sino una “repetición con distancia crítica”. Cuando un podcast como Ficcionando exagera las escenas de una películas como Elementos o Mean Girls, busca que nos ríamos: pero de forma colateral también nos invita a reflexionar (quizá sin querer) sobre cómo se construye la idea de lo emocional o social en la cultura dominante. La parodia, entonces, es una forma de análisis accesible: permite comprender un producto cultural mientras nos divertimos.
El semiólogo italiano Umberto Eco, en Apocalípticos e integrados (1964), describe cómo la cultura de masas nos obliga a negociar constantemente entre el consumo y la crítica. La ironía es una de esas formas de negociación. En el cine actual, esa negociación la vemos en cómo un mismo público puede disfrutar una película de Marvel y al mismo tiempo reírse de sus fórmulas repetitivas en TikTok o en podcasts. La ironía no destruye el disfrute, sino que lo acompaña.
Por ejemplo:
Estos ejemplos muestran que el humor no solo acompaña al cine, sino que lo analiza, lo cuestiona y lo reinterpreta.
Si entendemos todo lo anterior, la colaboración entre IEXE Universidad y el podcast Ficcionando no es una rareza, sino una oportunidad. IEXE, como institución educativa con más de veinte años de historia, entiende que aprender no es sólo acumular datos, sino usarlos para cuestionar los productos culturales que consumimos. Y Ficcionando, con su estilo irreverente y humorístico, demuestra que el cine se entiende mejor cuando nos podemos reír de él.
Ve los episodios de Ficcionando en colaboración con IEXE y descubre cómo el humor puede ser una herramienta para pensar más allá de la pantalla.
Sergio Suárez
Redactor en EXPOSTEntusiasta de los libros, las películas, la música y la semiótica. Consumidor compulsivo de Internet, la tecnología, los videojuegos y los memes. Metalero true pero ya no puede hacer headbanging. Desarrollaba contenido antes de que eso fuera cool.
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