Libros digitales, ¿deben ser de acceso abierto?

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Por Gema Mateo Pacheco

Redactor en EXPOST

icono de calendario12/05/2023 7 min de lectura

El cuestionamiento sobre libros digitales que a continuación te planteamos es producto de una demanda que, hasta el momento, sigue en juicio y no se ha logrado resolver:

¿Te has imaginado cómo sería el uso de bibliotecas, físicas o digitales, si tuvieras que pagar una membresía como lo haces con plataformas como Netflix, Disney o cualquier otro servicio de streaming?

Hacia dónde se dirigen los servicios digitales de préstamos de libros o textos es aún un planteamiento incierto, ya que la demanda que han hecho las editoriales norteamericanas desde el 2020, contra Internet Archive, una iniciativa de biblioteca pública en línea, que permite el préstamo de ejemplares escaneados a partir de copias digitales, sigue sin resolverse.

Todo comenzó cuando las editoriales Hachette, Penguin Random House, Wiley y HarperCollins demandaron a Internet Archive por utilizar el sistema Controlled Digital Lending (CDL) para prestar libros digitales.

Este sistema funciona de la siguiente manera: permite cierto número de copias digitales a los usuarios y se otorga una sola vez. Durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19, el Internet Archive lanzó un programa llamado Biblioteca Nacional de Emergencia, puesto que todas las librerías habían cerrado, dejando fuera de circulación a millones de libros. La iniciativa tuvo como objetivo ayudar a que las personas pudieran acceder de manera gratuita a las copias digitales de los libros, ello formaba parte de un proyecto más grande llamado Iniciativa de Bibliotecas Abiertas.

De acuerdo al especialista Kyle K. Courtney, consejero de Derecho de Autor de Harvard, la estructura del CDL preserva el valor de los libros al mejorar su acceso a través de la tecnología, estableciendo controles para evitar que los usuarios redistribuyan o copien la versión digitalizada.

Este sistema fue formulado y desarrollado por los mejores bibliotecarios y expertos en derecho de autor de Estados Unidos, incluyendo a Courtney, David R. Hansen de la Alianza de Autores, y a la erudita legal, Michelle M. Wu, específicamente para preservar los derechos bibliotecarios tradicionales aplicados en libros digitales.

Sin embargo, las editoriales no lo consideran de la misma manera. Este año, el juez del distrito John Koeltl, retomó el caso y manifestó que no cree en el argumento de Internet Archive sobre el proceso de digitalización. Durante los juicios orales cuestionó el uso de la Ley de Derechos de Autor y si se les permite prestar los libros escaneados sin el permiso de los editores.

Postura de las editoriales respecto a los libros digitales

Algo importante que se debe destacar para entender este conflicto es que los libros electrónicos y los libros físicos no son vendidos a las librerías o bibliotecas de la misma manera. Los ebooks, cuentan con una licencia, pero las librerías no pueden adquirirla, solo se les permite rentarla. Cada editorial tiene su propia manera de rentar esa licencia, algunos pueden ofrecerla por dos años, mientras que otros pueden pedir que se renueve dependiendo cuántas veces presten ese libro digital, por ejemplo, si han prestado ese libro 16 veces, entonces ese es el número que se tendría que renovar.

De tal forma, las casas editoriales acusan que Internet Archive está robando ventas de libros originales, al prestar copias con derechos de autor a los usuarios que acceden a su servicio. Señalan que con ese proceso de préstamo digital se está perjudicando el mercado de la venta de libros electrónicos de autores. En este sentido, se ha exigido que las copias sean inaccesibles y que Internet Archive destruya millones de libros digitalizados en su sitio.

“Esto es horrendo. […] Si tienen éxito en destruir nuestros libros o incluso en hacerlos inaccesibles habrá un efecto silenciador en cientos de otras bibliotecas que prestan libros digitalizados como nosotros”, aseguró el fundador de la organización Brewster Kahle (2023).

Mientras que las editoriales defienden sus ganancias, se han emitido pronunciamientos de intelectuales y otras organizaciones bibliotecarias para defender el derecho de distribución que realiza Internet Archive.

Libros digitales

Postura de autores sobre los libros digitales

Ante el debate que ha surgido por parte de editoriales y escritores, se han marcado las posturas ante el juicio pendiente. La escritora María Bustillos se cuestiona lo siguiente: ¿acaso los libros se convertirán en una única opción de membresía, como las canciones que escuchas en Spotify, el software de paqueterías o las películas en Netflix?

La autora manifiesta que los escritores pueden y deben pelear por las bibliotecas, pero no solo mediante pronunciamientos, sino también negándose a publicar con las editoriales. Esto significa no realizar un contrato con editores, a menos que garanticen que vendan de manera permanente las licencias de los ebooks.

El anterior planteamiento, por alocado que se lea, se encamina más a una cuestión de política pública. Es decir, los escritores estarían dispuestos a que su obra en formato electrónico sea vendida una sola vez, para que las librerías y bibliotecas puedan tener el pleno derecho de distribuir esas copias a todas las personas interesadas.

Y si esto tiene cabida, al ser copias digitales, la distribución puede llegar a cualquier parte del mundo. La autora termina su propuesta al expresar que, si más escritores se unen, podrían asegurar que los libros no tomen el mismo camino que la música, software o películas bajo suscripción, donde tengas que pagar por acceder a la cultura.

Los defensores de Internet Archive postulan que, al utilizar sistemas como el CDL, las bibliotecas cumplen también una importante función que las editoriales no están llevando a cabo: la digitalización de millones de libros físicos publicados hace muchas décadas y que se encuentran en una especie de hoyo negro, con el peligro de que sean inaccesibles y una enorme pérdida para el conocimiento.

Las organizaciones integrantes de la Alianza de la Sociedad Civil Latinoamericana para el Acceso Justo al Conocimiento, junto con otras organizaciones, autores e intelectuales dedicados al estudio de políticas públicas de internet y a la defensa de derechos fundamentales, manifestaron su apoyo a la Declaración sobre el Préstamo Digital Controlado de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA), haciendo un llamado en la legislación y que las leyes se adapten al entorno digital para que las bibliotecas puedan continuar con su misión de brindar acceso a la información y el conocimiento en la época actual.

“Reconocemos a Internet Archive como una biblioteca sin fines de lucro, ya que cumple las funciones sociales tradicionales de una biblioteca como la preservación, memoria y, fundamentalmente, el proporcionar acceso a la información y el conocimiento. Estas funciones nunca podrán ser cumplidas cabalmente por empresas cuyo fin primordial es el lucro y no el velar por el interés público. La visión arcaica que asocia las bibliotecas con edificios o con la gestión de ejemplares físicos ya no es aceptable en la actualidad.” (Alianza de la Sociedad Civil Latinoamericana para el Acceso Justo al Conocimiento, 2023).

 

¿Renta de libros o libros para todos?

La demanda sigue sin resolverse, pero de ganar el juicio a favor de las editoriales, se estaría hablando de que la cultura y acceso al conocimiento dejaría de estar en manos de bibliotecarios y educadores, para ser de empresarios.

El debate sigue abierto para reformular políticas públicas que permitan el libre acceso a los libros digitales o, de ganar el monopolio editorial, que se convierta en una especie de membresía, donde tendrás que pagar para poder leer libros.

Como principal objetivo de Internet Archive, en su función de biblioteca digital, es otorgar el acceso a la lectura de ebooks o artículos que de otra manera las personas no tendrían acceso. La biblioteca es el lugar predilecto como fuente de conocimiento, donde cualquiera puede acudir sin restricciones y acercarse a los autores. En un mundo digital y con flujo de información masiva, los escritores encuentran cada vez más obstáculos para que sus obras sean leídas y lleguen a más personas, a través del intercambio digital en las bibliotecas, tendrían mayor alcance, pero se deben aplicar normativas claras y legislaciones para cuidar los derechos de autor.

Finalmente, se defiende que el propósito de las bibliotecas digitales es lograr un equilibrio entre el bien cívico común de brindar acceso a la información que esté disposición de la ciudadanía, y no que sirva para colocar primero los intereses comerciales de los editores.

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Gema Mateo Pacheco

Redactor en EXPOST
Redes sociales

Escritora, comunicóloga y lectora. Maestra en Opinión Pública y Marketing Político, investigadora en juventudes, colectivos sociales, educación y ciencia.

  1. Vicente Gualpa dice:

    Se vuelve más interesante la publicación porque motiva el análisis de la verdadera responsabilidad de; autores, editores y lectores. Que se abra el debate. Saludos

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    1. Foto del avatar Expost dice:

      Muchas gracias por tus comentarios Vicente, nos es muy importante el feedback que nos dan sobre nuestro contenido.

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  2. Francisco Lopez Juarez dice:

    Excelente aporte cultural, es interesante el tema, en mi opinion, las dos opciones son buenas dependiendo de donde tenga la oportunidad de leer, es mas atractivo el libro en fisico y mayores probabilidades para accesar a la lectura en general, los libros en digital son mas complicados para la compra y se requiere un dispositivo especial para leer el contenido.

    1. Foto del avatar Expost dice:

      Muchas gracias por tus comentarios Francisco, hacemos este contenido precisamente para ustedes.

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