Ocurrió hace unos 15,000 o 40,000 años, durante el Pleistoceno tardío en Eurasia. En los gélidos paisajes de la última Edad de Hielo, lobos y humanos competían por cazar las mismas presas; muchas veces, estas jornadas de cacería terminaban con enfrentamientos directos entre el Homo sapiens y el Canis lupus, mismos que llegaban a costar la vida de algunos miembros de uno y otro bando.

Sin embargo, un cerebro más desarrollado y el uso diestro de herramientas gracias a dos pulgares oponibles, le permitieron a la especie humana ganar esta competencia, de tal forma que, hoy se cree que estas tribus humanas lograron un excedente de proteína animal que compartieron con los lobos, reduciendo así la competencia por las presas y, de paso, creando vínculos de cooperación que permitieron la domesticación de estos últimos. 

Con el tiempo, los humanos se dieron cuenta de la utilidad de los lobos y comenzaron a criarlos para convertirlos en mejores cazadores, pastores y guardianes. Por ello, la historia de los perros como auxiliares en labores cotidianas se remonta a siglos atrás y ha evolucionado considerablemente a lo largo del tiempo. Por ejemplo, los griegos y corintios, 400 años antes de Cristo, ya utilizaban perros para defender fortalezas y alertar de la presencia del enemigo. 

Es en estos dos últimos siglos que los avances en el entrenamiento canino y la comprensión de la psicología de los perros han llevado a un uso más sofisticado y especializado de estos en las fuerzas de seguridad y protección civil. Sin embargo, no todos los perros son igual de útiles para todo. Siglos y siglos de selección artificial les han permitido a las personas criar a perros más capaces para ciertas labores y formar binomios más efectivos. 

Un binomio canino está conformado por un humano y un perro, ambos capacitados para realizar una tarea específica, que puede estar enfocada a:

1. Detección de drogas, explosivos y tráfico de personas: en aeropuertos, estaciones de tren, eventos masivos y puntos de control fronterizos. Su agudo sentido del olfato los hace particularmente eficaces en identificar estos materiales incluso en pequeñas cantidades.
2. Búsqueda y rescate: en situaciones de desastres naturales, colapsos de edificios, avalanchas y otras emergencias, los perros de búsqueda y rescate son vitales para localizar a personas, pues pueden rastrear el olor humano en condiciones donde otros métodos de búsqueda podrían fallar.
3. Seguimiento y aprehensión de criminales: los perros policiales son entrenados para rastrear y, si es necesario, ayudar en la aprehensión de sospechosos. Su velocidad y habilidad para seguir un rastro los hacen indispensables en la búsqueda de criminales.
4. Control de multitudes y prevención del crimen: en manifestaciones, eventos públicos y áreas propensas a disturbios, los perros pueden ser utilizados para el control de multitudes y para disuadir actividades criminales.
5. Soporte en investigaciones forenses: algunos perros son entrenados para detectar restos humanos o fluidos corporales, lo que puede ser crucial en investigaciones criminales.

A continuación, les compartimos a las 10 razas más utilizadas para estos propósitos: 

Pastor Alemán: esta raza desarrollada por Max von Stephanitz es una de las más utilizadas en todo el mundo para labores policiales y de protección civil. Son ampliamente utilizados en cuerpos policiales y ejércitos de todo el mundo debido a su inteligencia, fuerza, lealtad y capacidad de entrenamiento. Se usan en roles de detección de drogas, explosivos, búsqueda, rescate, y como perros de patrulla. 

Rottweiler: una raza histórica, cuyo origen se remonta al Imperio Romano. Estos perros son grandes y musculosos, conocidos por su instinto protector y su lealtad. A pesar de tener fama de agresivos e impredecibles, son perros inteligentes, fáciles de entrenar, y se utilizan comúnmente en labores de seguridad.

Labrador Retriever: es una raza de perro muy popular, aunque se les conoce más como perros de compañía, también son muy apreciados por su inteligencia, amabilidad y capacidad de entrenamiento. Se utilizan comúnmente en labores de detección de sustancias, búsqueda y rescate.

Doberman: originalmente desarrollados por un recaudador de impuestos, estos perros son utilizados por las fuerzas policiales y militares para una variedad de tareas, incluyendo la vigilancia, la detección de drogas y explosivos, búsqueda y rescate.

Bullmastiff: desarrollado en Inglaterra durante el siglo XIX, la raza es el resultado del cruce entre el Bulldog Inglés y el Mastín Inglés. Se le desarrolló como un perro de guardia contra cazadores furtivos. Los Bullmastiffs son excelentes en la protección de hogares y propiedades.

Pastor Belga Malinois: Similar al Pastor Alemán en cuanto a inteligencia y versatilidad, el Malinois es más pequeño y ágil, lo que lo hace ideal para operaciones que requieren movilidad y velocidad. Son muy eficientes en la detección de sustancias ilegales y en tareas de seguimiento.

Boxer: conocidos por su fuerza y agilidad, no son tan comunes en los cuerpos policiacos como otras razas, sin embargo, pueden ser entrenados para roles de búsqueda y rescate, así como para trabajos de protección.

Springer Spaniel Inglés: conocidos por su energía y entusiasmo, al principio eran utilizados para levantar y recuperar presas de caza. Es una raza de perro muy activa y utilizada por su capacidad de detección de sustancias.

Pastor Holandés: originalmente criado en los Países Bajos para ser un perro de granja, actualmente, son excelentes perros de trabajo y son utilizados en diversas funciones, como en la búsqueda y rescate, y como perros guía.

Bull Terrier: originalmente criado en Inglaterra en el siglo XIX, la raza surgió del cruce entre el antiguo Bulldog Inglés y el ahora extinto White English Terrier. La raza es valorada por su valentía, fortaleza y tenacidad.

En el ámbito de la cinología¹, cada raza de perro tiene un conjunto de pautas establecidas por organizaciones cinológicas (como el Kennel Club o la Federación Cinológica Internacional) que describen las características ideales de la raza, incluyendo su apariencia, temperamento y otros atributos específicos. Este tipo de prácticas ha permitido lograr ejemplares cada vez más capaces para tareas concretas como las ya mencionadas, sin embargo, no hay que olvidar que hay un componente ético en este tipo de prácticas.

Por ejemplo, la crianza selectiva para lograr ciertas características físicas puede llevar a problemas de salud hereditarios. Es el caso de razas como los Bulldogs o Pugs, que a menudo sufren de patologías respiratorias. La búsqueda implacable e inconsciente de rasgos meramente estéticos como el tamaño, la piel arrugada o las orejas caídas, sólo propician la concepción de los perros como objetos de ornato, cuya existencia está basada en la idea antropocéntrica de la satisfacción de cánones de belleza absurdos. 

Todos los perros son seres sintientes y deben ser tratados como tales. Su crianza descontrolada sólo contribuye a la sobrepoblación y es una práctica que ignora y sólo agudiza otra problemática, pues hay muchos perros sin hogar en las calles y refugios esperando ser adoptados.

Como conclusión, el mejor tributo que le podemos hacer a estos animales que han desempeñado numerosos roles en las sociedades humanas, desde compañeros hasta apoyo en diversas funciones como la seguridad y protección civil; es quererlos y respetarlos y tener conciencia de que si no somos profesionales de la seguridad pública, privada, el rescate o la asistencia, no necesitamos un perro de una raza en específico y perfectamente podemos darle un hogar digno a uno de los millones de perros desprotegidos que habitan este planeta.