🌿 El home office no solo reduce traslados, también contribuye a una vida más equilibrada. Practicar el trabajo remoto sustentable puede ahorrar hasta 480 kg de CO₂ por persona al año y favorecer el bienestar emocional.
🧠 Adoptar el home office es apostar por una cultura laboral más consciente. El trabajo desde casa con enfoque en salud mental permite mayor autonomía, conciliación familiar y calidad de vida sin sacrificar productividad.
📉 En un mundo que exige sostenibilidad, el home office representa una forma concreta de decrecimiento. Las empresas pueden reducir sus costos hasta un 65% al implementar un modelo de teletrabajo flexible y eficiente.
Desde hace muchísimo tiempo, el trabajo se ha asociado a un espacio físico definido: el campo, la fábrica, la oficina… Ir al lugar de trabajo era tan natural como respirar. Pero en los últimos años, una transformación silenciosa está desplazando esta idea. El home office, el cual surgió como una necesidad durante la pandemia, ha demostrado ser mucho más que una solución temporal: sin duda, representa una ruptura con el modelo laboral del siglo XX, así como una oportunidad para repensar nuestras rutinas, nuestros consumos y, sobre todo, cómo nos relacionamos con el tiempo y el planeta.
Con la llegada de la Revolución Industrial, el concepto de trabajo sufrió una redefinición. La producción en serie, los horarios fijos y la jerarquía estricta convirtieron al trabajador en una pieza dentro de una máquina. La oficina moderna heredó esta rigidez, y durante décadas se consideró que la eficiencia sólo podía lograrse bajo supervisión constante. En ese entonces, pensadores como Karl Marx ya advertían sobre la enajenación del trabajo, mientras que Hannah Arendt cuestionaba la banalización de la actividad humana en estructuras burocráticas.
En la actualidad, el trabajo remoto desafía esa historia, ya que brinda a las personas la posibilidad de administrar su tiempo y reorganizar el vínculo entre productividad y libertad. Lo curioso es que esto va más allá de una mejora logística, puede ser una revisión de siglos de pensamiento sobre cómo, dónde y para qué trabajamos.
El concepto de «decrecimiento», popularizado por economistas como Serge Latouche, aboga por abandonar la obsesiva búsqueda del crecimiento económico sin límites y propone una vida más sencilla, racional y sustentable. En este contexto, el trabajo remoto surge como una práctica coherente con esos principios: reduce el consumo de energía, minimiza la necesidad de transporte, disminuye residuos y favorece una vida menos acelerada. En cuanto al primer aspecto, se ha calculado que el trabajo a distancia ejecutado dos días por semana puede evitar la emisión per cápita de 480 kg de CO2 anualmente.
Pero más allá del impacto ambiental, el home office también propone una visión alternativa del bienestar. Ya no centrado en el rendimiento medido en horas presentes, sino en la calidad del tiempo, la conciliación familiar y la salud mental. Por supuesto, la eficiencia se mide de forma más humana y compleja en este modelo.
Aunque millones de personas demostraron que el trabajo remoto era viable, en México sólo el 4.4% de los trabajadores trabajan de manera híbrida la mitad de sus horas a la semana , ¿por qué? No es una cuestión tecnológica o de infraestructura, el problema es que nuestra cultura laboral oscila entre la desconfianza y el control.
La resistencia de algunos sectores empresariales y gubernamentales se apoya en ideas anacrónicas sobre productividad, aun cuando investigaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Foro Económico Mundial respaldan la idea de que el trabajo flexible, cuando está bien diseñado, puede incrementar los niveles de productividad, no únicamente mantenerlos. Por ende, estamos ante una paradoja dolorosa: tenemos las herramientas, pero seguimos anclados a lógicas del siglo pasado. Lo anterior a pesar de que las empresas reducirían sus costos aproximadamente en 65%.
La filósofa Carol Gilligan se refería a la «ética del cuidado» como una forma alternativa de organización social. En este tenor, el home office puede leerse desde esa óptica: cuidar del ambiente, cuidar del tiempo personal, cuidar de la salud emocional. Más que comodidad, que es a lo que muchas personas apuntan, puede significar el rediseño de las prioridades sociales.
Menos traslados, menos emisiones, menos ansiedad; y más tiempo para criar, leer, descansar o simplemente vivir. No es una utopía: es una posibilidad real si cambiamos la forma en la que entendemos el valor del trabajo y el sentido de nuestras actividades productivas.
El home office, si bien es una herramienta técnica, en realidad, se trata de una decisión política y cultural. Vivimos en un mundo al borde del colapso ambiental y con crisis de salud mental cada vez más visibles, por lo tanto, trabajar desde casa puede ser una solución para cada uno de nosotros; un gesto de decrecimiento, de resistencia y de esperanza.
Si repensamos nuestras formas de producir desde una ética del cuidado y una lógica de sostenibilidad, estaremos dando un paso hacia una sociedad menos obsesionada con la presencia y más comprometida con el bienestar real.
Arendt, H. (1958). La condición humana. Editorial Paidós.
Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores.
Gilligan, C. (1982). In a different voice: Psychological theory and women’s development. Harvard University Press.
Illich, I. (1973). La convivialidad. Barral Editores.
Latouche, S. (2007). Pequeño tratado del decrecimiento sereno. Icaria Editorial.
Organización Internacional del Trabajo. (2021). Working from home: From invisibility to decent work. https://www.ilo.org/global/publications/books/WCMS_765806/lang–en/index.htm
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. (2023). Remote working and productivity in post-COVID economies. https://www.oecd.org/
World Economic Forum. (2022). The Future of Jobs Report. https://www.weforum.org/reports/the-future-of-jobs-report-2022/
María Luisa Guzmán Vázquez
Redactor en EXPOSTFan from hell de The Office, Bowie y de los michis. Mamá de tiempo completo. Aspirante a escribir cuentos cortos y correr un maratón. Alguien me dijo que si fuera música sería post-punk.
Todos los derechos reservados IEXE 2022 Aviso de Privacidad Contacto