Las protestas en Francia, un enfoque necesario

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Por Ruy Renau

Redactor en EXPOST

icono de calendario06/07/2023 7 min de lectura

En los últimos días, una serie de protestas en Francia han capturado la atención del mundo entero. Estas manifestaciones han sido objeto de un intenso debate, tanto en términos de su origen como en relación con la violencia asociada a ellas. 

En este artículo, exploraremos el trasfondo y examinaremos el enfoque que da Slavoj Žižek en su libro “Sobre la violencia: seis reflexiones marginales”, específicamente en lo que respecta al concepto hegemónico de “violencia”. Además, analizaremos la relación entre la violencia subjetiva y la violencia objetiva en el contexto de estas protestas y sus similitudes con las del 2005 en Paris.

El origen objetivo de las protestas en Francia

Las protestas en Francia tienen sus raíces en una serie de problemas socioeconómicos y políticos que han afectado al país en los últimos años. Además, el asesinato de Nahel Merzouk a manos de la policía ha despertado indignación y una demanda urgente de rendición de cuentas, así como la importancia de la justicia y la solidaridad en la construcción de una sociedad más equitativa.

¿Quién era Nahel y cómo murió?

Nahel era un joven de origen argelino, criado por su madre en el distrito Vieux-Pont de Nanterre. Era un estudiante en el liceo Louis Blériot en Suresnes, donde esperaba obtener un certificado de aptitud profesional como electricista. Además, trabajaba como repartidor de pizza para ganarse la vida. Merzouk era considerado un “niño de barrio” que tenía aspiraciones de integrarse social y profesionalmente; además, era querido en su comunidad y muy cercano a su madre, quien lo describía como su “todo”.

El trágico incidente que le causó la muerte ocurrió cerca de la estación de tren suburbano Nanterre-Préfecture. Según el testimonio del policía que disparó, Nahel habría muerto tras desobedecer una orden de alto, sin embargo, un video autenticado muestra que uno de los policías apuntó y disparó a Nahel a quemarropa cuando su automóvil arrancaba. El chico recibió un impacto de bala en el pecho y falleció poco después.

Racismo y brutalidad policial

Este hecho ha reavivado la controversia en Francia en torno a la acción policial, especialmente en relación con el racismo y la discriminación. Organizaciones como Amnistía Internacional y el Consejo de Europa han acusado a las fuerzas de seguridad francesas de abuso policial en el manejo de manifestaciones y han resaltado la necesidad de abordar estos problemas en los cuerpos policiales.

Asimismo, ha llevado a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a instar a Francia a enfrentar de manera seria los problemas de racismo dentro de sus fuerzas policiales. Además, se ha solicitado que se garantice que el uso de la fuerza policial durante las manifestaciones cumpla con los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y no discriminación.

Los suburbios en llamas

Este incidente ha generado la ira de los suburbios desfavorecidos en Francia, que a menudo albergan a los sectores más pobres de la sociedad. Estos barrios, conocidos como “banlieues”, han sido escenario de violentas protestas en el pasado en respuesta a casos similares de violencia policial. 

protestas en Francia

Violencia visible y no visible

En su libro “Sobre la violencia: seis reflexiones marginales”, Slavoj Žižek propone una crítica al concepto hegemónico de violencia. Para Žižek, la violencia no se limita únicamente a las manifestaciones físicas y visibles -que en este caso podría ser el propio asesinato del joven a manos de un elemento policial- sino que también existe una violencia estructural y simbólica que perpetúa las desigualdades y las injusticias en la sociedad.

En el contexto de las protestas en Francia, la perspectiva de Žižek nos invita a ampliar nuestra comprensión de la violencia más allá de los actos físicos que ocurren en las calles. Žižek argumenta que la violencia objetiva, como las confrontaciones con la policía o los daños a la propiedad, es sólo una manifestación superficial de la violencia subyacente y estructural que existe en la sociedad.

Desde esta perspectiva, las protestas pueden ser entendidas como una respuesta legítima y necesaria a las injusticias y desigualdades que sufren diferentes segmentos de la sociedad. Los manifestantes, al levantarse en contra de las políticas económicas y sociales opresivas, están expresando su rechazo a la violencia estructural que perpetúa la desigualdad y la exclusión.

Žižek también señala la importancia de analizar la relación entre la violencia subjetiva y la violencia objetiva. La violencia subjetiva se refiere a las emociones, los resentimientos y las frustraciones acumuladas por los individuos y grupos que se sienten marginados y oprimidos. Esta violencia subjetiva puede manifestarse en actos de protesta, disturbios e incluso violencia física. Sin embargo, según Žižek, debemos reconocer que esta violencia subjetiva surge como respuesta a la violencia objetiva y estructural, aquella que como ya se ha dicho, perpetúa las desigualdades y la injusticia.

En el contexto de las protestas en Francia, podemos observar esta interacción entre ambas violencias. Los manifestantes, motivados por su indignación y descontento, pueden recurrir a acciones más violentas como una forma de expresar su frustración y hacer visible su resistencia. Estas pueden incluir enfrentamientos con la policía, vandalismo o saqueos. Sin embargo, es fundamental comprender que estas manifestaciones no pueden separarse de las condiciones sociales y políticas que las generan.

Una constante: la violencia contra las minorías

Un caso parecido -y que parece olvidado por los medios oficiales- fueron los disturbios que tuvieron inicio el jueves 27 de octubre del 2005. 

Estos no se limitaron a París, sino que rápidamente se extendieron por todo el país y alcanzaron otras ciudades de Europa. Los sucesos se caracterizaron por la quema de vehículos y violentos enfrentamientos entre la policía francesa y cientos de jóvenes. Estos incidentes se desencadenaron a raíz de la trágica muerte de dos jóvenes musulmanes de origen africano mientras huían de la policía en Clichy-sous-Bois, una comuna empobrecida en los suburbios del este de París. Sin embargo, la situación se agravó debido a las declaraciones del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, quien calificó a los manifestantes iniciales como “escoria”.


Del mismo modo que las protestas del 2005, las actuales se avivan por la parcialidad de los medios y los discursos oficialistas que culpan, sin ningún trazo de percepción auténtica, a los mismos manifestantes; ya que la mayoría de los medios y personajes de estado las han tildado de exabruptos espontáneos, atribuyendo todo el caos desatado a las redes sociales, a padres ausentes y a jóvenes confundidos, y no a la muerte de un joven de 17 años a manos de la policía, lo cual constituye un acto violento en sí mismo, cuando lo único asertivo para entender las protestas es la exigencia de reconocimiento.

Por otro lado -y al igual que en el 2005- los sociólogos, intelectuales y comentaristas de izquierda han fallado en entender este suceso, hablando sobre la precariedad de los protestantes, y la necesidad del estado de aumentar las oportunidades para estos grupos comunitarios. Porque la mayoría de los manifestantes, aunque sistémicamente excluidos, no son grupos viviendo en situaciones precarias ni de estratos de pobreza; estos, al menos en parís, son grupos que se han organizado como actores políticos, con agendas más o menos claras.


Si bien, estas manifestaciones son justificadas, lo cierto es que ambas (2005 y 2023) son llevadas a cabo por jóvenes y grupos de los suburbios que no pueden articularse en una forma política realista, ni siquiera en proyectos con sentido utópico; lo que resulta en explosiones violentas y sin sentido, que no pueden lidiar con la incapacidad y frustración de establecer una visión distinta de nuestra realidad, lo que nos da una perspectiva de nuestra situación política ideológica, a lo que Lacan define como un passage à l’acte: un movimiento impulsivo a la acción que no puede ser traducido al discurso o pensamiento y que conlleva una intolerable carga de frustración.

Conclusión

En contraste con el enfoque hegemónico de la violencia, Slavoj Žižek nos invita a considerar a esta en su sentido más amplio. Desde esta perspectiva, las protestas en Francia pueden entenderse como una respuesta legítima y necesaria a la violencia estructural y simbólica que perpetúa las desigualdades y las injusticias en la sociedad, así como los distintos niveles que fomentan este tipo de comportamientos: las personas están molestas y, tanto el estado, los medios y los mismos manifestantes, no entienden, ni quieren entender, él por qué.

Es importante reconocer la complejidad de las protestas y, en su contexto sociohistórico, tratar de entender las causas para poder ofrecer soluciones desde políticas públicas que comprendan el verdadero fondo de éste tipo de sucesos. Al hacerlo, podemos obtener una comprensión más profunda de las motivaciones y aspiraciones de los manifestantes.

Referencias

Žižek, S. (2008). Violence : six sideways reflections. In Profile Books. http://ci.nii.ac.jp/ncid/BA86795436

Fink, B. K. (2007). Fundamentals of Psychoanalytic Technique: A Lacanian Approach for Practitioners. http://ci.nii.ac.jp/ncid/BA82686166

BBC News Mundo. (2023, July 2). Protestas en Francia: 3 claves para entender los violentos disturbios que dejaron miles de arrestos tras la muerte de un adolescente a manos de la policía. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/articles/cd180r4xwnyo

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Ruy Renau

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Comunicólogo, unfluencer, dog dad, emprendedor de 5 cifras, traumado con la IA y el dominio de las máquinas. Melómano, cinéfilo, lector, gamer, arte, contra cultura y re-curioso. Ultra puntual en todo siempre y cero despistado. Valores cristianos.

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