¿Es posible hablar de relaciones de poder en la vida cotidiana?

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Por Laura Aguilar

Redactor en EXPOST

icono de calendario27/04/2023 5 min de lectura

La vida cotidiana a menudo es observada como un espacio de construcción social, donde suscitan las prácticas y reproducciones de una sociedad en particular. En este sentido, la reconfiguración social nos remite a los complejos cambios generados en las estructuras sociales desde el momento en que nacemos hasta nuestra configuración social como ciudadanos. Durante esta fase comenzamos a formar parte del mundo que nos precede, desarrollado de significados socialmente establecidos, que “asimilamos por medio de la socialización” (Galtung, 1990, p.235).

Bajo esta premisa, partiremos del término socialización política, entendido como un proceso de construcción, en el cual los sujetos se vuelven parte de un sistema de aprendizajes, asimilación de una cultura y a su vez, la interiorización de normas, valores y patrones de conducta, que posteriormente determinarán su postura ideológica manifestada en actitudes políticas.

La socialización política, funge entonces, un papel determinante en la construcción sociocultural del individuo. Por ende, los espacios de socialización así como la subjetivación de la cultura política, son escenarios permisibles en la reconfiguración de la cotidianidad como una categoría intangible de la producción cultural (Oliva, 2017).

En otras palabras, la vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los actores sociales. Pues son ellos mismos, quienes dotan de significado subjetivo  al mundo en el que se desarrollan, es decir, es un espacio de construcción donde se originan pensamientos y acciones.

En definitiva, la socialización incorpora al sujeto, de manera parcial, al campo de acción sociopolítico debido a su existencia condicionada, tanto por la historicidad como la temporalidad. De forma paralela, sucede lo mismo con las prácticas políticas, en donde los sujetos se encuentran inmersos en un proceso de constante aprendizaje e interiorización de normas, valores y costumbres que involucran tanto la acción individual del sujeto como su acción colectiva.

Desde la perspectiva de Schutz (1962), la acción social del sujeto deriva de dos componentes esenciales: la objetivación y la subjetivación de las cosas, ante esto, el autor hace una clara distinción entre las acciones de los sujetos y su ejecución, donde explica que no necesariamente todas las acciones son sociales, ni todos los actos derivan de una acción colectiva. 

Dado que, la cultura política se encuentra ligada a la identidad, el territorio y las prácticas sociales, el discurso político se establece como un mecanismo legitimador de las acciones colectivas.

Por ende, el significado intersubjetivo se construye con la interacción del otro, es decir, dentro de un mismo espacio en donde la vida cotidiana cobra sentido a partir de “los significados subjetivos del sentido común”. (Berger y Luckman, 2003, p.35). 

Es así que, el código subjetivo que conforma la cultura política abarca desde las creencias, convicciones y concepciones sobre la vida política (Peschard, 2012) hasta los valores o esquemas axiológicos que permea en el sistema político, los actores, los procesos sociales o fenómenos políticos. 

En este sentido, las experiencias compartidas, juegan  un elemento esencial en la subjetivación del individuo y por ende en las prácticas socializadoras, que permiten  generar experiencias bajo la forma de conocimiento disponible, el cual funciona como un esquema de referencias, a través del espacio y  las expresiones del lenguaje.

A partir de este recurso, el lenguaje al igual que la sociabilidad requiere de una estructura de interacción tanto física como verbal, y justo es el espacio donde la subjetivación del actor social se materializa a partir de las normas, símbolos y valores, datados de códigos y a su vez significaciones. 

Cabe señalar que el lenguaje, dota de matices a la política, la cual surge con cierta congruencia entre las relaciones e instituciones sociales y culturales, como un mecanismo lingüístico. En este sentido, la política es una expresión tanto institucionalizada como mecanicista que se introduce en las prácticas de la vida cotidiana. 

Por lo tanto, los sujetos son reproductores de la materialización de significados a través de las prácticas y la experiencia en las que se encuentran inmersos, convirtiéndose en un proceso de aprendizaje a partir de la creación de “significados objetivos constituidos en la cultura” (Smith, 2000, p.237). 

Hasta este punto la cultura política y la socialización política, conforman un elemento que se ajusta a la nuevas formas de interacción entre los ciudadanos y el gobierno, así como la nueva interacción entre los roles asignados o adquiridos que garantizan y fortalecen la gobernanza frente a las nuevas formas de interacción entre el gobierno y los sujetos.

Esto, a su vez deriva en una actitud política, intermedia entre una opinión, comportamiento verbal, y una conducta, comportamiento activo (Smith, 2000), representada por el poder. Sin embargo, dentro del campo social, la existencia del poder es un elemento constitutivo en la sociedad o, bien ontológicamente, representado mediante: las cosas, los cuerpos, los campos y el habitus, tal como lo representa Bourdieu.

 Al respecto, el autor explica que el habitus es una “práctica colectiva, donde se reproducen las condiciones históricas previamente configuradas en las estructuras cognitivas y de significados…” (Bourdieu, 2011, p.220). 

Por esta razón, el habitus puede ser observado en las instituciones, ya que cumple un doble papel. En primera instancia se desarrolla mediante las representaciones sociales y simbólicas, instaurado en las prácticas sociales y manifestado en la cotidianidad del individuo.

En una segunda configuración, la estructura o distribución de orden se gesta en la interiorización de prácticas a partir del conjunto de reglas o campos de acción a los que Bourdieu denomina capitales: capital económico, capital cultural y capital simbólico. Cada uno de estos elementos juega un papel predominante en la interacción del individuo, permitiendo así la subjetivación e interiorización de la cultura política a partir de los  capitales individuales, para después concernirlos en la estructura colectiva.

Podemos afirmar que, la cultura política es un elemento que permea dentro de la estructura social, cultural y política mediante los distintos campos de acción, por ende los aprendizajes del individuo son manifestados a través del lenguaje y la acción social e interiorizados por los actores a través de las prácticas colectivas.

A manera de síntesis, la socialización política se convierte en el vehículo ideal para la reformulación y subjetivación de aprendizajes, debido a que tiene un carácter temporal y abierto (Galtung, 1990). Aunado a ello, la cultura política es la vía tangible de consolidación y construcción de las estructuras sociales, logrando profundizar en uno de los ámbitos concretos de los actores, las acciones sociales, la praxis social y el habitus desde la configuración de la cotidianidad.

Referencias

Alvarado S.V. y Ospina H.F.  (Comp.) (2014). Socialización política y configuración de subjetividades. Construcción social de niños, niñas y jóvenes como sujetos políticos. Panamericana Formas. Bogotá, Colombia.

Bordieu, P. (2011). Las estrategias de la reproducción social. Buenos Aires: Siglo XXI.

Castañeda M.J.D. y Gutiérrez C.Y.C.(2016). Socialización política y construcción de subjetividades entre el devenir de la ética y la resistencia. Panamericana Formas. Bogotá, Colombia. 

Galtung J. (1990). La violencia: cultural, estructural y directa. Capítulo quinto. Revista Journal of Peace Research, Vol. 27, Núm. 3. Pp. 291-305.

Peschard J. (2012). La cultura democrática. Instituto Nacional Electoral. Ciudad de México, México.

Schutz, Alfred. Escritos I. El problema de la realidad social. Buenos Aires: Amorrortu. [1962], 2003

Smith M.M. (2000). Educación, socialización política y cultura política. Algunas aproximaciones teóricas. Revista Perfiles educativos, Vol.22, Núm. 87, pp.76-97.

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Laura Aguilar

Redactor en EXPOST
Redes sociales

Maestra en antropología social, administración y políticas públicas, lic. en ciencia política; cuenta con una especialidad en estrategias pedagógicas para la educación intercultural. Actualmente es docente de tiempo completo en IEXE Universidad y candidata a doctorante en políticas públicas.

  1. Anthony dice:

    Buenas tardes excelente que sigas así por el bien de la institución y que sigan formando líderes

    1. Foto del avatar Expost dice:

      Muchas gracias por tu comentario Anthony.

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